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ÓRGANOS EN PAZ, LA TRANSFORMACIÓN EMPIEZA ADENTRO. El Hígado ... la ira que agrede!

Actualizado: 30 jun 2020


Tres preguntas que abren al diálogo interno con el hígado:

¿Qué te está molestando en este momento?,

¿A qué no te has adaptado aún?,

¿Qué te impacienta?.


Del hígado se sabe que es una unidad de consciencia maravillosa, capaz de regenerar su propio tejido. Regula la circulación y distribución de la energía y la sangre asegurando su equilibrio y fluidez. Colabora en la coagulación sanguínea y tiene función antitóxica. Absorbe y almacena grasas y proteínas a la vez que ayuda a mantener la proporción de azúcar en sangre.


Así como absorbe sustancias nutritivas de la sangre, se puede decir que lo mismo hace con las emociones, por ende si no está equilibrado se acumula molestia, agitación, impaciencia e irritabilidad lo que desemboca en ira, la emoción que en él se asienta. Puede expresarse con los otros, en estallidos, altercados y gritos, haciendo daño. También puede reprimirse alimentando odio, amargura y resentimiento, como un depósito de aspectos venenosos que nos intoxican. Una tensión emocional puede desencadenar en adicciones, consumir toxinas externas para no afrontar las toxinas ya presentes en nuestro organismo.


La energía presente en un momento de ira es la fuerza implícita que cuando se hace consciente genera la transformación de lo que molesta; más que un impulso para agredir, que se utilice como una fuente de poder, identidad y voluntad que permita alcanzar el propósito y la dirección.


Este órgano está relacionado también con el sentido de la vista, no en vano se dice de una persona iracunda que “tiene los ojos inyectados de sangre”. Ante unos ojos cansados, masajes regulares y movimientos ópticos ayudan considerablemente no sólo a relajarlos sino a “ver más allá”, a tener una perspectiva diferente.


Frecuentar ambientes tranquilos y amables incide en soltar las tensiones emocionales. Estar en contacto con naturaleza frondosa, verde, es un alimento para nutrir no sólo el hígado, sino todo el Ser. Es conectarse con la sabiduría del retoño, el renacimiento que en cada momento podemos ser si así lo decidimos, regeneración en acción porque siempre tenemos el poder de elegir de nuevo.


En momentos de ira ayuda coger una servilleta, enrollarla y retorcerla al tiempo en que se piensa en lo que está generando tanta rabia proyectándola en esa acción, luego contar hasta 10 y detenerse, recobrando la compostura y soltando la servilleta. Volver a empezar y hacerlo varias veces alternando entre esos dos estados hasta llegar a la sensación de equilibrio entre la necesidad de desahogar la cólera contenida y la capacidad de autodominio.


También se puede visualizar e imaginar un objetivo específico con lujo de detalles y luego danzarlo de manera libre, audaz, creativa, recreándolo con posturas de empoderamiento o movimientos felinos que conecten con el poder personal y la capacidad de establecer límites.


Y qué tal cultivar la amabilidad y la compasión. Ponerse en el lugar del otro, incluso literalmente “ponerse en sus zapatos”, calzarlos por un momento si es posible, y sentir sus pasos, su peso, sus ritmos, su momento… honrar su historia y dejarlos en su sitio, bendiciendo y agradeciendo.


Que esa fuerza sea impulso para darle la bienvenida a lo nuevo, y que eso nuevo sea más amable que lo antiguo!

Dalila Barón. Junio 13 de 2020.


Aquí está la lista de reproducción que se utilizó en la sesion:


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