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LA DANZA Y LA PRIMERA INFANCIA


Cuando ponemos sobre la mesa la idea de danzar con bebés, las expectativas son muy diversas, pueden variar desde el fitness para mamá acompañada de su bebé, danzas tradicionales como la Guaneña en donde se baila con un bebé a la espalda [un muñeco que hace de bebé], danza con fular, entre otras propuestas “modernas”, todas muy válidas, por cierto.

Ahora bien, antes de hablar sobre danza en primera infancia se hace necesario acordar aquello que pretendemos abarcar dentro de este amplio concepto y es allí donde urge ir a la raíz de la danza, es decir; ¿De qué está hecha la danza en su forma más básica y elemental? sin duda alguna de cuerpo y movimiento, materias disponibles para todos los seres humanos y los animales desde la concepción hasta la muerte.


Sin embargo cuerpo y movimiento siguen siendo conceptos muy amplios, escudriñados desde diferentes campos del conocimiento, los cuales nos recuerdan que el cuerpo es el lugar donde sucede la vida, donde somos-existimos, es el medio por el cual accedemos al mundo y nos apropiamos de él, es en el cuerpo en donde nos ocurren las experiencias que le dan sentido a la vida, a través del cual configuramos la existencia, la relación con el otro, con el espacio, con las cosas y en la medida en que se enriquezcan estas experiencias, enriquecemos y ampliamos el universo simbólico, sensible, cognitivo y creativo.

Hablemos ahora del otro gran concepto que es el movimiento, que de manera elemental significa cambiar de posición, moverse, no estar quieto. Pero bueno desde la fecundación ya estamos en movimiento, la vida es movimiento, no se puede vivir en plena quietud aunque se busque o desee y desde mi experiencia como mamá, bailarina y docente puedo decir que la primera infancia es cuerpo en movimiento más que en cualquier otra etapa de la vida, esa es su pulsión vital, es a través de estos dos elementos que logra el ser humano experimentar, conocer, apropiar y aprehender el mundo, además de re-conocerse como sujeto en el tiempo y el espacio.

Para seguir ahondando el tema del movimiento en la primera infancia vamos a hablar de las diferentes formas como se percibe el movimiento. Una de ellas es moverse; cuando lo hacemos, unificamos las diferentes partes del cuerpo, gracias a esta experiencia definimos esa relación de nuestro cuerpo con el mundo exterior, lo que nos diferencia de los objetos y nos permite junto con los sentidos configurar y habitar el espacio y conocer nuestros propios límites. Otra manera de percibirlo es cuando somos movidos por los otros, algo que sucede mayoritariamente en la primera etapa de la vida, cuando el bebé es movido por su mamá, es llevado de un lado al otro, puesto en diferentes posiciones, vestido, bañado, alimentado, etc. Su cuerpo está a merced del cuidado de otro que se ve obligado a cambiarlo de posición para cumplir con esa tarea y esto le genera una idea de qué es el movimiento, qué es el cuerpo y descubre que hay otros que le generan esos cambios de posición indistinto de sus deseos o que al necesitar un cambio de posición que no puede lograr por si mismo debe pedir ayuda para que otros se lo proporcionen.

También le ayuda a configurar la idea del movimiento cuando ve que los cuerpos se mueven y que lo hacen a diferentes velocidades, direcciones, que hay movimientos grandes y pequeños, que tiene un ritmo, etc. Toda esta información le ayuda a reconocer las múltiples posibilidades que tienen los cuerpos para moverse y que él lo puede llegar a lograr, se ve motivado, desea llegar a esa conquista pronto y por último, algo que les genera mucha seguridad y placer es cuando se mueve con el otro, cuando hace parte activa de esos cambios de posición, de esos desplazamientos, velocidades… aquí se configura mucha más información y sensaciones corporales porque es parte activa de esa experiencia y lo hace en compañía de esos seres que le generan seguridad, amor y afecto. Todo esto lo puede leer en la expresión de sus rostros, en el tono muscular que usan para acompañarlo en esta experiencia, el ritmo, la voz, ya que difícilmente podremos movernos con un bebé en absoluto silencio, es lo que Silvia Español llama un Performance de sonido y movimiento y el tránsito entre estas informaciones es lo que va configurando el universo expresivo del ser.

Cabe resaltar que en la danza estas formas de percibir el movimiento van en estrecha relación con la mirada, con el hecho de mirarse a si mismo en esa acción de moverse, de mirar al otro en su conquista y deleite del movimiento y sin duda alguna de ser mirado por los otros cuando nos movemos y despertar en ellos emociones y sensaciones, o nunca se han visto celebrando con aplausos, risas y hasta gritos cuando un bebé gatea por primera vez, cuando se pone de pie o mejor aún, cuando da sus primeros pasos?

Siendo así ya no solo nos enfocamos en el cuerpo y el movimiento, sino que además le agregamos la mirada, la forma en que observamos esos acontecimientos y de esto es que esta hecha la danza en su forma más elemental y está estrictamente ligada con la primera infancia.

Ahora bien, si hablamos de la primera infancia con respecto al cuerpo y al movimiento, se hace necesario hacerlo a la luz de un marco cultural propio de cada familia, ya que, así como son de diversas las familias así mismo se tienen ideas diferentes de lo que es un bebé, un niño, una niña. De acuerdo con esa construcción cultural nos hacemos a un concepto de infancia, estrechamente relacionado con nuestra propia experiencia y juntando, mezclando y analizando toda esta información construimos: las pautas de crianza, el tono muscular, la voz, los juegos, los afectos y por ende las formas en que entramos en contacto con los bebés.

Las anteriores variables son las que van moldeando esos cuerpos y sus formas de moverse. Cabe aquí preguntarse, ¿cómo estoy yo moldeando el cuerpo de mi bebé o mis estudiantes? ¿qué herramientas les estoy brindando para esa construcción? ¿cuáles aspectos de mi infancia estoy tratando de sanar o desligar de la crianza que estoy ejerciendo con mis hijos o en el ámbito pedagógico con mis estudiantes?

Para los que saben del movimiento, los que han tenido un acercamiento sensible a este, podrán identificar que toda la exploración, descubrimiento y conquista del movimiento que tienen los niños y niñas en la primera infancia, donde se propicie el juego, el disfrute, la creatividad y el amor por el cuerpo y el movimiento; es lo más cercano que tenemos a la danza contemporánea fuera de la academia.

Sí, como lo escucharon, a la danza contemporánea académica le lleva varios años comprender la relación con el piso, entrar y salir de él, rendirse a la gravedad y disfrutar de ella, permanecer en plano bajo y crear diversos trayectos, ir de plano bajo a plano medio y luego alto y viceversa, encontrar las múltiples posibilidades articulares de la cadera, las conexiones de las diferentes partes del cuerpo, descubrir los puntos de apoyo del pie y potenciarlos, jugar con el peso de las diferentes partes del cuerpo, identificar la alineación que permite el equilibrio, explorar sin parar hasta conquistar lo que se desea y ante todo moverse para descubrirse, moverse porque produce placer y esto los bebés lo hacen de forma natural, sin mayores dificultades, es decir; danzan.

Durante la primera infancia el niño/a genera su mayor cantidad de conexiones neuronales y no es precisamente debido a un trabajo cerebral exclusivo, sino lo contrario, el cerebro se desarrolla como consecuencia de las experiencias vividas en el cuerpo a través de los sentidos y entre más conscientes seamos de esta realidad, quizás empecemos a enriquecer las experiencias de cuerpo en movimiento en la primera infancia y así estaremos formando mejores sujetos, porque de la calidad de estas primeras experiencias dependerá en gran medida la forma en que los niños y niñas perciban su cuerpo y su movimiento y por ende la forma en que van consolidando la relación con los semejantes.

Entonces la invitación que les hago es a moverse con sus bebés, con sus niños y niñas, a movilizarlos por diferentes niveles, a distintas velocidades, a ayudarles a descubrir la infinidad de posibilidades que tienen para apropiarse de su cuerpo en el espacio, también los invito a que ustedes como adultos se muevan mucho, a que exploren movimientos extra cotidianos porque recordemos que el ejemplo es el mejor maestro y a ver el movimiento de los otros, esos otros cuerpos que se mueven de diversas maneras y que se expresan a través del movimiento.

Bibliografía:

Arango, A. M. (2014). Velo que bonito. Bogotá D.C.: Ministerio de Cultura.

Bustamante, A. “Devenir niño” en “artículos” de Plataforma Cultural. El arte y el diván. Abril 19 de 2017.

Español, S. (2007). La elaboración del movimiento entre el bebé y el adulto. Sexta Reunión Anual de SACCoM. SACCoM (Sociedad Argentina para las Ciencias Cognitivas de la Música), 2-11.

Lizárraga, G. “Cuerpo y Movimiento: Dimensión psicológica” en “Revista de Psicología” Año III. N° 5. Perú 1999.

Montagu, A. (2004). El tacto, la importancia de la piel en las relaciones

humanas. Barcelona -España: Paidós Ibérica S.A.

Rodriguez.M. “El Cuerpo en movimiento, una estética de la danza” en columna “Escrituras del cuerpo” Plataforma Cultural. El arte y el diván. Mayo 20, Año 2018.

Rodriguez.M. “La mirada del Cuerpo en Movimiento” en columna “Escrituras del cuerpo” Plataforma Cultural. El arte y el diván. Agosto 22, Año 2018.


Dina Luz Hueso Marroquín.

Colectivo Artístico Poder Entraña

Junio 2020

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Siendo bailarina, dejar de conceptualizar ciertas cosas para jugar con Mari nada mas, es algo difícil, mi personalidad metódica hace que sea difícil dejarla ensuciar y explorar sin ver peligro en todo lado, pero agradezco infinitamente este espacio porque me recuerda que trabaje con bebés durante tres años y solo es recordar esas experiencias y dejar fluir la creatividad con mi pequeña mariposa...Gracias.

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